Desde el armario//
DOMINGO, Evento Kdna
(Esta nota es parte de lo que pudo ser el número 3 que nunca pudimos editar. Aunque con algo de retraso, estamos reiniciando las actividades para el nuevo número que esperamos terminar pronto).
Hoy no es un día como todos, es domingo, y este día en particular, se vive diferente en mi provincia. ¿Se vive? Sin embargo hoy amenaza con ser distinto.
Sin más ganas de esperar a ese que sin decirlo anuncia su ausencia, salgo a la calle en busca de una nueva experiencia. Los miles de afiches que silenciosos caminaron por las calles esta semana me indican el camino, imágenes que nunca ví, al menos por estos lados, hacen entretenido mi andar.
Cansado ya de verme las zapatillas, esa misma imagen que miro una y otra vez sin otra cosa en que poder entretenerme ni siquiera por un segundo, alzo la vista y observo que todavía me falta un largo trecho, intento recordar las razones por las que sigo, y como una olada de aire fresco siento las ganas de continuar, que atravesando mis sentidos, hacen oído sordo a mis quejas.
Ante mi atónita mirada, a lo lejos la gente se agolpa, ya no estoy solo. Llego y empiezo a ver las caras y solo algunas me son conocidas. Sin darle un respiro a mi asombro, voy en busca de mi entrada, que por lo que los afiches anunciaban, parece ser un plato más que sabroso. Sin dudas mi caminar había sido lento y el sonido de las guitarras me lo confirma, el evento ya esta en marcha.
Consigo entrar, y empiezan mis alegrías, es que no es muy común y menos en estos tiempos, este tipo de eventos. Recibo en mano un pedazo de historia y no puedo dejar de ponerme nostálgico. Los mismos aires, el mismo ambiente, todo se asemeja a aquel evento, el primero, aquel del cual ya pasaron dos años.
Ansioso por entrar en esas historias que se disparan de entre mis manos, me olvido por completo de la banda que suena. Ya estoy en las primeras hojas, y la lectura me atrapa, la calidad de los dibujos no me deja ni siquiera pensar y me insita a seguir mirando, es asombroso. El murmullo de la gente me absorbe y no me deja continuar, decido guardar las historias para después convencido de que hace falta al menos un poco de silencio para poder deleitarme con ellas.
Intento volver mi mirada hacia el escenario, pero la banda sigue sin convencerme, mucha gente lo disfruta y eso me deja tranquilo.
Empiezo a recorrer el lugar y para mi sorpresa, la gente sigue entrando; dibujos de toda clase gritan desde las paredes, si hasta las hojas, que misteriosas ocultan su blanco, parecen estar disfrutando. Sin tantos artilugios, me dispongo a escuchar y puedo darme cuenta de que aquí, justo aquí, hay gente que intenta hacer de lo que ama su vida, su arte. Sin dudas lo están logrando, y las pruebas están a la vista; bandas, gente, historietas, y hasta dibujo en vivo. Ya más no puedo pedir, la alegría está en la cara de todos. Una catarata de bandas que parece no tener fin, entretiene al público y del tiempo todos se olvidan. Ya es Lunes pero eso parece no importarle a nadie, de a poco la gente comienza a retirarse y con ellos yo, que vuelvo con las mismas zapatillas, pero esta vez con el comic en mano y la sonrisa bien grande por haber estado en el lugar y haber sido un personaje más en el nacimiento de lo que será el tercer número de los Cadena Perpetua. Sin dudas un domingo diferente.
domingo, 24 de septiembre de 2006
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